La presencia del narco lenguaje en la sociedad

El contexto y el entorno determinan en gran medida no solamente los temas sobre los que los hablantes de las diferentes sociedades se expresan de manera oral y escrita, sino que influyen también sobre la forma en que lo hacen y propician la caída en desuso de algunos términos y expresiones, la modificación de otros y el surgimiento de piezas léxicas nuevas. En la actualidad, resulta evidente el uso constante de la palabra narco y del elemento compositivo narco- en la prensa, no solamente colombiana y latinoamericana, sino en otros países del mundo.

Abordamos este fenómeno lingüístico, porque hace referencia a un asunto que se refleja en el uso del lenguaje y porque consideramos que tiene impacto sobre todos los aspectos de la vida social, cultural y política de los países que padecen el narcotráfico, y retomamos el aspecto léxico, porque creemos que la proliferación de palabras formadas a partir de estos elementos y difundidas por la prensa resulta altamente significativa para la sociedad. Al respecto, Tomás Eloy Martínez (2010, en línea) sentencia: “Expandida como un virus, la cultura narco pone y derriba Gobiernos, compra y vende conciencias, se toma la vida de las familias y ahora la vida de las naciones. La cultura narco es la cultura del nuevo milenio”. Por su lado, Juan Villoro (2009, en línea) agrega: “El poder de los narcos en México ha saltado de la discreción al espectáculo. En medio de la violencia encarnizada de los carteles, el brillo de la narcocultura logra eclipsar con una sombra mediática la gravedad de los hechos”. Además, sobre los narcocorridos comenta que suena curioso, divertido o folclórico que canten las peripecias de quienes llevan “hierba mala” al otro lado, pero se debe reconocer que pertenecen a un sector que mueve el 10% de la economía (lo mismo que el petróleo) y causa decenas de asesinatos al día. Además, han ganado espacio en las estaciones que transmiten música popular y aun en las antologías de literatura.

En Colombia, la guerra contra el narcotráfico empieza desde el 30 de abril de 1984, desde ahí hasta entonces en la actualidad el narcotráfico sigue siendo parte de la historia, todavía la droga se comercializa, aún es tema tema de tabú en la industria, en los noticieros, en la radio, en la prensa, en el periodico, en los colegios, universidades,el tema ha cogido un poder social muy fuerte, es así como toma papel e influencia en el lenguaje, Pensar que existen tantas palabras para hacerle alusión a una misma, solo es una muestra del problema que hay, no sólo el número de las palabras sino también la frecuencia con que se habla del tema, sin importar la clase o estrato, no hay nada que evidencia más una problemática que se tenga que hablar tanto de ella misma, el lenguaje es mucho más que palabras, da cuenta de la realidad que se vive en la sociedad.

Así mismo, teniendo claro el fenómeno narco se puede decir que actualmente en Colombia tiene su dialecto, habita el narco-lenguaje. El habla popular colombiana está llena de parlache, «parlar (hablar) en el parche (la esquina)» influenciado por el narcolenguaje. Los investigadores José Ignacio Henao y Luz Stella Castañeda recolectaron en su libro El parlache más de 1.500 palabras que componen este modo de hablar paisa-colombiano. Son modismos necesarios para nombrar las armas, el dinero, la sexualidad, las drogas, el aburrimiento y, sobre todo, la muerte. Un dialecto propio para poder comprendernos. Nació en las clases populares con los sicarios (que matan por paga), se instaló en los traquetos (narcos de medio pelo) y lo habla quien se cree joven en Colombia. “traqueto” “mula” “el duro” o “la mota”.

Alonso Salazar, ya mencionado como autor de No nacimos pa’ semilla y ex-alcalde de Medellín, cuenta que lo que se habla es «un lenguaje trastocado» que tiene como característica su productividad de sentidos alrededor de la muerte. «Una mezcla de lunfardo aprendido del tango, de slang gringo y de prestidigitaciones verbales locales.» Un dialecto que se tomó Medellín y que Salazar conocido como investigador y periodista en los 90, define como «un lenguaje al mismo tiempo lúdico y profano, brotado desde los territorios de la exclusión», un modo de hablar que dice que a la víctima se la llama «regalo», a las hembras «nenorras» y que «para referirse a un paisano no muy estimado se le dice ‘gonorrea’». Y si no entendió, vea un breve diccionario:

Amurao: desesperado porque se le acabó la droga. Bajar: robar o matar. Banderiar: poner en evidencia, señalar, molestar. Cachiruza: marihuana. Chumbimba: bala. Enamorar: que lo quiere matar. Gaga: metralleta. Muñeco: muerto. Picado: persona asesinada con arma blanca. Tamal: gramo de cocaína. Tartamuda: ametralladora. Torcido: traidor. Traqueto: sicario, matón, narcotraficante que viajó a Estados Unidos a montar el negocio de la droga. Visajiar: espiar, mirar raro.

Como se ha mencionado, el narcolenguaje se define como un habla que utilizan los narcotraficantes y personas relacionadas a este sector. Es una jerga especializada que tienen ellos mismos para entender términos que siempre van a estar en clave, para que quienes no estén en ese círculo social, no lo puedan entender. Sin embargo, se evidencia el préstamo lingüístico al parlache afectando el habla de personas del común. Es decir, que aunque el parlache y el narcolenguaje no son el mismo fenómeno, el parlache se alimenta de muchos aspectos relacionados al narcolenguaje.

Adicional a esto, conforme a lo que comenta Natalia Restrepo Maya: “El narcolenguaje es una farandulización del parlache llevada al contexto del narcotráfico” Es decir, que el narcolenguaje hace parte del habla característica del narcotráfico, pero que ha sido difundida gracias a los medios televisivos y literarios en el parlache de las personas fuera de ese conjunto (las personas del común). Igualmente, tener en cuenta que el narcolenguaje y el parlache se complementan porque ambos son formas estereotipadas de habla que pertenecen a las clases sociales marginales y de ahí se amplían a otros contextos.

No obstante, también se debe tener en cuenta que “El narcolenguaje está muy relacionado a la parte estética y lenguaje no verbal, por ejemplo, la narcoestética se aproxima mucho al narcolenguaje con asuntos como los narcocorridos”: Andrés Felipe Barrientos.

Este tema, abarcado ya desde lo local, se ha evidenciado de manera recurrente. Tal como lo menciona Andrés Felipe Sánchez Vargas (licenciado en educación con énfasis en humanidades y lengua castellana, lingüista y magíster en literatura colombiana): “En Medellín el fenómeno comenzó en la década de los 80, cuando el Cartel de Medellín encabezado por Pablo Escobar popularizó estos términos. Pues en el imaginario de los jóvenes, en base a eso, quedó que solamente se podía obtener dinero mediante el narcotráfico. Sin embargo, en el trasfondo de esto, el narcolenguaje como tal no era tan popular, sino hasta que las series de televisión difundieron esta temática, se divulgó dicho género en medios de comunicación (especialmente en radio y televisión) e implementaron novelas literarias, afectando el habla y parlache de las personas.

Andrés Felipe Barrientos alude a un claro ejemplo del narcolenguaje en Colombia que es el término mula, pues la mula como animal, es muy representativa. Desde su simbolismo, significa que esta abre caminos a campesinos del país para transportar sus alimentos o demás cosas necesarias. Pero, desde el narcolenguaje, esta es una persona que abre caminos al negocio de las drogas.

Como se sabe ya, la lengua es social y cambiante de acuerdo a ese mismo contexto. En muchas ocasiones, se generan dudas si lo adecuado sería eliminar este tipo de jergas que están por fuera de las reglas del uso del lenguaje aunque esto implicase la eliminación de ese aspecto social que se comentaba con el uso de sus hablantes. Sin embargo como resalta Andrés Felipe Sánchez: “No se debería eliminar como tal, porque la lengua es una variante que se amplía que constantemente, que está en evolución, eso sería tratar de disgregar o eliminar algún tipo de lenguaje que esté dentro de una lengua (que en este caso es el español), la problemática es que la persona del común mientras más utiliza este tipo de terminología menos sabe el origen de las palabras pero lo populariza, cuando esto debería ser el habla solamente para grupos al margen de la ley, pues este es una cultura del no respeto, de imponerse ante los demás”.

Con el auge del narcotráfico y todos sus elementos concomitantes ha proliferado en los medios masivos de comunicación, tanto nacionales como internacionales, la formación de léxico con la palabra narco, especialmente palabras compuestas.

A pesar de que la Real Academia de la Lengua incorporó desde 2001 tanto el acortamiento narco como el elemento compositivo narco-, aún los distintos medios impresos no unifican las formas de escritura, tal como lo regula la Academia. La inconsistencia, con respecto a la escritura, es tal que un mismo periodista escribe de manera diferente la misma palabra, aún en un mismo texto. En la medida que el narcotráfico es un fenómeno transnacional las palabras que se crean con el elemento compositivo narco traspasan las fronteras.La lengua proporciona a los hablantes los elementos para crear y transformar nuevas palabras y expresiones. La mayoría de las palabras formadas con narco son compuestas, pero también se forman derivadas y simples, cuando es un acortamiento y se utiliza como palabra independiente.

Se puede concluir que la influencia del narco lenguaje es un fenómeno que ha perdurado con el pasar de los años, se ha expandido y puede que siga, se ha extendido a fin de que la ciudadanía independientemente de cual sea su acercamiento con el tema o la influencia o los gustos, conoce los conceptos que se han creado a partir del poder que ha tenido el narcotráfico .En los medios de comunicación y de entretenimiento es innegable que se han adoptado palabras y expresiones como un tipo de código entre emisor-receptor debido a la susceptibilidad del tema en general, todo lo que pasa en la sociedad tiene una fuerza de transferirse, abre un mecanismo del saber y del conocimiento que produce un impacto en las personas, en cómo se comunican, en cómo hablan, las expresiones que usan, así es como el lenguaje desempeña un rol muy importante en la razón social.

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