Existe una estrecha relación entre el uso de las redes sociales y los trastornos mentales. Conozcamos sus actuales implicaciones.
Hoy en día la tecnología está en mayor medida al alcance de todos, por ende, las redes sociales produjeron un auge en las actuales generaciones. Se han convertido en parte integral de la vida por los grandes usos que tienen y por la forma en la que han transformado los métodos de comunicación y obtención de la información. Pero, así como pueden ser consideradas herramientas de entretenimiento para los usuarios, las redes sociales también podrían llegar a ser un gran enemigo, especialmente para los niños y adolescentes, quienes pueden experimentar un impulso de comparación con los estereotipos o estándares que usualmente se muestran allí.
En algunos casos se ha podido comprobar que el algoritmo de las redes sociales recomienda a los consumidores publicaciones de autolesiones y depresión bajo los efectos “negativos de contenidos en internet” y desde entonces algunos casos han sido llevados a los tribunales con el fin de hablar públicamente sobre la responsabilidad que tienen estas aplicaciones en la salud mental de los usuarios.
Dos de los grandes problemas son los mundos irreales que se venden en redes sociales y la obsesión por ellos. María Hernández, trabajadora social clínica, agrega que “las redes sociales a veces, y especialmente para los jóvenes, crean un ambiente de comparación y de competencia constante que puede llevar a las personas a sentirse inferiores aumentando sus niveles de ansiedad y depresión, además de promover en mayor medida un aislamiento social”.
En el artículo: Por qué las redes sociales hacen que la gente se sienta infeliz y formas sencillas de solucionarlo publicado en Scientific American en el año 2022, los investigadores identificaron que la interrupción del sueño, la menor satisfacción con la vida y la baja autoestima son algunas de las consecuencias negativas para la salud mental que se han relacionado a las redes sociales.
Además, se aborda un problema diferente que genera el uso de éstas llamado “factor ick de 30 minutos”, el cual es causado cuando los usuarios descubren que han pasado 30 minutos o más revisando sus redes sociales sin poder parar. Según el artículo, las personas entran en estado de disociación, un proceso psicológico en el que la mente está tan absorbida que se desconecta de sus acciones.
Así bien, si hablamos del uso excesivo de redes sociales, podemos identificar varios factores de riesgo, entre ellos: la adicción, la pérdida de la privacidad, el acoso cibernético y en especial, la tendencia a creer y seguir modelos o estereotipos que realmente no existen. Como menciona la psicóloga Gisela Cadavid: “las redes sociales pueden ocasionar y producir emociones de fracaso y frustración porque los usuarios se exponen constantemente a un mundo donde solo se comparte lo perfecto, o en muchos casos, un mundo donde reciben el impacto de comentarios negativos sobre su apariencia física y la forma en la que lucen”.
Alejandra Tamayo, comunicadora social con experiencia en dirección de contenidos y redes sociales, señala que “el riesgo de comparación constante que le pasa a muchas personas no es saludable, las redes siempre apuntan hacia el deseo y lo aspiracional”. Entre la idealización de una vida perfecta, la preocupación por la imagen física y las apariencias, los usuarios jóvenes son los más propensos a caer en estos escenarios digitales desinteresándose por otras actividades como el ejercicio y los espacios para socializar.
David Mejía, especialista en psiquiatría asegura que esta población está en un proceso de desarrollo psicológico y de estructura de su personalidad, por lo que generalmente son más influenciables, esto teniendo en cuenta que las redes sociales están dentro del paradigma de la felicidad y que el contenido que venden de perfección y abundancia crea un modelo aspiracional que puede ser inalcanzable.
Un estudio publicado en 2020 en la National Library of Medicine titulado Uso de las redes sociales y depresión en adolescentes: una revisión de alcance expuso un aumento en la depresión adolescente y el comportamiento suicida en las últimas dos décadas que coincide con la aparición de las redes sociales.
En Estados Unidos los diagnósticos de depresión entre los jóvenes aumentaron del 8,7% en 2005 al 11,3% en 2014. Además, reportaron que el suicidio es la segunda causa principal de muerte en jóvenes entre los 10 y 34 años, con un aumento del 47,5% desde los años 2000. También, reportaron que por lo menos el 97% de adolescentes entre los 13 y 17 años utilizan al menos una de las siguientes plataformas: YouTube (85%), Instagram (72%), Snapchat (69%), Facebook (51%), Twitter (32%), Tumblr (9%) y Reddit (7%).
En este sentido, las redes sociales podrían considerarse una parte del capitalismo de la vigilancia, término propuesto y explicado por la autora Shoshana Zuboff, quien escribió el libro “La era del capitalismo de la vigilancia: la lucha por un futuro humano frente a las nuevas fronteras del poder” donde se hace referencia a la lectura de toda la conducta de los usuarios en las redes sociales partiendo de las reacciones y la interacción en el entorno digital, lo cual indica que las grandes empresas analizan mediante estas los datos personales de los consumidores para predecir el comportamiento de la sociedad y usarlo como un negocio.
“Algunas personas se obsesionan con la idea de tener un contenido reconocido y aceptado, incluso preferirían borrarlo si en poco tiempo no alcanza determinado número de likes o reacciones, es de esta manera, cuando llega el aislamiento y la sensación de que su vida es un fracaso, evidentemente muy distinta a la que ven en pantalla”, explicó Cadavid.
Actualmente los gobiernos latinoamericanos han manifestado poca preocupación por la regulación de las redes sociales. Pero, ha habido algunas regulaciones como iniciativas propias desde las mismas empresas. Por ejemplo, Tik Tok anunció en abril del presente año que tendría restricciones de tiempo de uso y que las cuentas de 13 a 15 años no recibirán notificaciones a partir de las nueve de la noche y las de 16 a 17 años a partir de las diez.
Es claro mencionar que la educación de la población en general es esencial. El llamado es para todos: gobierno, colegios y familias. Hay que trabajar, enseñar y educar sobre la implicación de las redes y el entorno digital en la salud mental. A veces solo basta con pensar si una foto no representa nuestra realidad, ¿por qué preferimos mostrarle al mundo la vida desde otros colores?
Referencias
Cerdeiriña, A. S. (2022). ZUBOFF, Shoshana: La era del capitalismo de la vigilancia. La lucha por un futuro humano frente a las nuevas fronteras del poder, trad. cast. Albino Santos, Paidós, Barcelona, 2020, 910p. Ágora, 41(2). https://doi.org/10.15304/ag.41.2.8339
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