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¿Puede acaso el cambio climático afectar su salud mental? Expertos responden.

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Luego del recientemente conmemorado Día Mundial de la Salud Mental, se ha abierto una conversación sobre la importancia de cuidar de esta parte de la salud, así como de identificar los factores perjudiciales que pueden afectarla, como es el caso del factor ambiental.

El cambio climático es quizás uno de los fenómenos ambientales y sociales más mencionados en la actualidad, pero la mayoría de las veces se hace referencia a él de forma imprecisa, desconociendo su verdadero significado. María Alejandra Gomescasseres Torres, profesional en ciencias ambientales del ITM de Medellín, lo define como el conjunto de alteraciones que ha venido experimentando el planeta tierra en los últimos años, más concretamente en la actual era del Antropoceno. Ella deja claro que en algún momento estos cambios fueron de tipo natural, pero que actualmente, gracias a la intervención humana, son de tipo antrópico.

Este conjunto de cambios se produce a largo plazo, por lo que hablar de cambio climático Este conjunto de cambios se produce a largo plazo, por lo que hablar de cambio climático debido a la variación de temperatura de un día a otro se considera un mal uso del término. Sin embargo, esto constituye un factor ambiental no menos importante que puede desencadenar implicaciones en la salud mental y emocional de los individuos.

El psicólogo y psicoterapeuta de la Universidad de San Buenaventura, Juan Fernando Oliveros Ossa, afirma que existen diferentes teorías dentro de la psicología que sostienen que el clima y la sensación térmica influyen directamente en nuestro estado de ánimo y en la forma en que nos relacionamos con los demás miembros de nuestra comunidad. Él considera que, en lo que respecta al medio ambiente, lo que más repercute negativamente en nuestra salud mental es la incertidumbre como respuesta a cambios abruptos e inesperados de las condiciones climáticas; una incertidumbre que puede elevar los niveles de estrés y ansiedad.

Sin embargo, Oliveros considera que el clima no se constituye como el detonante o el factor principal de ningún padecimiento psicológico crónico, sino que más bien es uno de los muchos factores que pueden condicionar la salud mental y emocional de los seres humanos. Es decir, el cambio climático puede influir en la salud mental indirectamente, pero no directamente.

En el Antropoceno, la era actual de la Tierra, se ha evidenciado un aumento de los desastres naturales. Aunque estos episodios no son exclusivos de esta era geológica, es en ella donde han alcanzado su punto máximo en términos de frecuencia y nivel de destrucción. Por lo tanto, se consideran una consecuencia del cambio climático. Al analizar estos desastres desde la perspectiva de la salud mental, se pueden identificar hallazgos de gran relevancia.

Sara Isaza Sánchez, psicóloga de la Universidad de Envigado, relaciona estos desastres con el padecimiento de la solastalgia, un neologismo acuñado en 2005 por el filósofo Glenn Albrecht que describe el conjunto de trastornos psicológicos que se producen en una población nativa tras cambios destructivos en su territorio, ya sea como consecuencia de actividades humanas o del clima.

Ella afirma que este tipo de desastres constituyen un episodio traumático para cualquier persona que los padezca. Perder algo importante, como el hogar, a un ser querido o una extremidad, ya sea por las inclemencias del clima o por cualquier otra razón, sin duda afecta el entorno emocional y mental de la persona. Además, agrega que, en este tipo de circunstancias de emergencia, lo «normal» es que el afectado desencadene una reacción «anormal», permitiéndose sentir y experimentar esa emocionalidad y vulnerabilidad ante los acontecimientos.

El concepto de la solastalgia fue mencionado por la OMS por primera vez en su más reciente informe sobre cambio climático en junio de 2022 titulado Mental health and Climate Change: Policy Brief (Salud mental y Cambio Climático: Resumen de políticas) En este informe se resalta cómo el aumento de la temperatura global no solo afecta diversos aspectos de la salud, sino que también intensifica numerosos factores de riesgo de índole social y medioambiental, empeorando los trastornos mentales existentes y dando lugar a nuevas condiciones psicológicas.

Aunque no se suele hablar mucho del tema, este ya ha sido desarrollado por expertos. La psicología ambiental es la rama de esta ciencia que se encarga de estudiar la relación entre el individuo y el medio ambiente en el que evoluciona y el cómo este transmite significados que forman parte esencial de cómo una persona piensa y se comporta.

El psicólogo ambiental Oscar Eduardo Navarro, en su investigación «Psicología Ambiental: una visión crítica de una disciplina desconocida», sostiene que existen cuatro niveles de interacción entre el individuo y su entorno: microambiente, ambiente de proximidad, macroambiente y ambiente global. En este último nivel se encuentra la problemática del cambio climático, una cuestión en la que el control escapa a las posibilidades individuales. En otras palabras, es un problema que ninguna persona por sí sola podrá resolver, lo que nos coloca en una situación de impotencia que puede tener un impacto negativo en la estabilidad emocional.

Al igual que el fenómeno medioambiental, muchos otros factores pueden llegar a condicionar nuestro bienestar, no solo físico, sino también psicológico. En este caso en particular, vale la pena redoblar esfuerzos para mitigar el daño irreversible que atraviesa nuestro planeta y, al mismo tiempo, aprender a enfrentar los cambios venideros.

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