Los trastornos alimenticios son trastornos graves relacionados con comportamientos alimentarios perturbados y pensamientos obsesivos sobre el peso, la comida y la apariencia física. A menudo, estos trastornos son asociados únicamente con la imagen corporal y la alimentación, pero su impacto se extiende mucho más allá de lo superficial, afectando también a la salud mental.
Este tipo de trastornos, como la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa y la alimentación selectiva, suelen comenzar con preocupaciones sobre la imagen corporal y la alimentación, pero rápidamente se convierten en problemas complejos que afectan todos los aspectos de la vida de una persona.
Estos trastornos no discriminan; pueden afectar a personas de todas las edades.
Según un artículo de la Universidad CES, publicado en su revista: CES MEDICINA: “El 95% de los trastornos de alimentación se presentan en la población femenina. En los Estados Unidos ocupan el tercer lugar como enfermedad crónica y su prevalencia es aproximadamente entre el 3-5% de la población”.
Una de las principales formas en que los trastornos alimenticios afectan la salud mental es a través de la obsesión constante con la comida, el peso y la forma corporal. Estos pensamientos pueden hacer que la vida cotidiana sea abrumadora y dificulta la concentración en otras áreas de la vida, como el trabajo o las relaciones interpersonales.
Los efectos físicos que generan los trastornos alimenticios implican un impacto grande y delicado en la salud general de una persona, para entenderlo y hacernos una idea más clara, Mateo Ochoa, profesional en medicina, nos lo explica de la siguiente manera:
“Generalmente, la desnutrición es uno de los efectos físicos más importantes, entendiéndose desnutrición no solo la delgadez extrema, sino también la desnutrición proteico-calórica (es decir, la falta de músculo y grasa) como también la obesidad, esta también es un TCA – trastorno de la conducta alimentaria – y ambos impactan de manera negativa”. “La desnutrición proteico-calórica o delgadez extrema, la anorexia y algunos trastornos bulímicos, llevan a experimentar anemia, mala producción de proteínas para el mantenimiento de los músculos y huesos, problemas de salud oral, trastornos intestinales, déficit cognitivo, debilidad del sistema inmunológico, lo que lleva a no tener defensas en el organismo y por ende a contraer infecciones graves, e incluso la muerte”.
¿Entonces cómo podemos detectar las señales de alarma, cuáles serían algunas de estas y qué medidas preventivas se pueden tomar para fomentar una relación saludable con la comida y el cuerpo desde una perspectiva médica?
1. “Dentro de las señales de alarma están la pica en la ingesta o el aumento de la ingesta de alimentos, comparado con días anteriores, comentarios frecuentes como: “Estoy muy gordo, o gorda», «estoy muy delgado o delgada”, «no puedo comerme esto porque me engordo”, «si me como eso ya es pecar mucho, etc.”
2. “Están también señales de alarma como identificar que durante la jornada o durante el día la persona no consume alimentos, solo agua o bebidas no azucaradas, y no menos importante la obsesión con estar mirándose en el espejo su aspecto corporal. Lo más importante es entender que ningún alimento es dañino, sino que se debe mantener un equilibrio entre todos los alimentos y los diferentes grupos de los mismos, evitar comentarios destructivos acerca de la corporalidad del otro, pero en definitiva siempre buscar ayuda psicológica y nutricional”.
Por eso hablar solo de los efectos negativos en cuanto a lo físico, sería darle la espalda a una parte importante del problema, también existe una relación entre la autoestima y los trastornos alimenticios, las personas con este tipo de situaciones suelen tener una autoestima muy baja y una imagen distorsionada de su propio cuerpo. Esta falta de autoestima puede llevar a sentimientos de vergüenza y culpa, lo que a su vez puede empeorar los síntomas del trastorno alimenticio.
La sociedad juega un papel importante en la percepción de la imagen corporal. Los medios de comunicación, las redes sociales y la presión cultural para cumplir con ciertos estándares de belleza, estos contribuyen a agravar los trastornos alimenticios. Las personas con trastornos alimenticios pueden sentirse inadecuadas y compararse constantemente con las imágenes idealizadas que ven en los medios, lo que agrava aún más sus problemas de autoestima.
Por lo anterior, Santiago Herrera, profesional en Psicología, nos cuenta que cualquier enfoque terapéutico puede abordar los aspectos emocionales y psicológicos de este tipo de trastornos, y cómo esta intervención puede contribuir a la recuperación de los pacientes, pero hay que tener en cuenta que: “Cada proceso depende de diversos factores como la personalidad del individuo, las herramientas del profesional, la gravedad o el estado físico del paciente. Si bien, los enfoques psiquiátricos cuentan con métodos como la medicina para aportar a una recuperación más rápida, pero en ocasiones la raíz del problema pueden ser detonantes de la historia de dicho individuo; y para ellos los enfoques más humanos de la psicología pueden dar una mejoría a largo plazo”.
Santiago, también plantea algo importante para tener es cuenta y es que “no existe algo en específico que asegure un trastorno alimenticio, pues la psique de todos los humanos es completamente distinta, se puede tener similitudes con otras mentes- personas, pero somos todos diferentes”.
Sin embargo, “Algunos de los desencadenantes más comunes suelen ser el bullying, maltrato intrafamiliar, duelos, o ya como algo secundario, siendo generado por depresión, ansiedad, entre otros. Estos se pueden identificar en los cambios drásticos en la alimentación del individuo, también los cambios notorios en la contextura corporal, frecuentes vómitos forzados o alimentación constante”.
Para Santiago, desde su experiencia profesional, lo primero que se debe tener para tratar este tipo de situaciones en terapia es la voluntad de cambio del paciente, pues sin esta habrá un constante rechazo del mismo y no verá el problema como algo que le hace mal, o simplemente se siente bien en ese estado, “algo llamado desde la psicología como el placer en el displacer”, afirma.
¿Qué desafíos pueden enfrentan las personas con trastornos alimenticios y cómo podemos dar una definición de alimentación saludable y equilibrada, y cómo se pueden abordar desde una perspectiva nutricional?
Pablo Giraldo, quien es profesional en nutrición, menciona que los desafíos de cada persona que padece de TCA depende de varios factores: “Todo radica en el TCA con el que esté diagnosticado el paciente, sea anorexia o bulimia, que suelen ser las más comunes. Esto se da porque cada trastorno tiene una naturaleza diferente y todo cambia en gran medida por el comportamiento que tenga cada paciente con la comida”.
“Pero podría decir desde la experiencia que he tenido en muchos casos y es que el desafío más grande por superar de cada persona es el miedo, el miedo a comer, el pensar que cada alimento que consuman les generará un impacto “negativo” en su apariencia física, aquí es donde se suma otro desafío grande y es la incapacidad de poder seguir o reconstruir un patrón de alimentación saludable siguiendo una especie de dieta y ayuno que ven en internet. Se debe de entender que la alimentación saludable consiste en poder ir integrando todos los grupos de alimentos, como por ejemplo las harinas, que es uno de los más comunes, pero que las personas con TCA en su creencia consideran que estas las harán ganar peso, sin considerar que hacen parte de un grupo de alimentación importante, pero que todo depende del balance, estos desafíos que también van ligados a la baja autoestima, la no aceptación y la autocrítica destructiva respecto al peso”.
“Otro desafío que se genera es cuando la falta de nutrientes es tan grande que se empieza a afectar la función cerebral, lo que puede llevar a la confusión, la irritabilidad y la dificultad para concentrarse, generando también depresión y ansiedad”
Para Pablo , desde la parte nutricional es importante que se indague el origen del TCA: “Para poder saber cómo actuar y qué herramientas utilizar, e iniciar un proceso de conciencia con el paciente, porque cada situación es diferente y el desencadenamiento de los trastornos nunca son iguales. El acompañamiento y la educación en este tipo de procesos son lo más importante”, expresa.
Es importante entender que la educación y la concienciación son clave para superar estos obstáculos. Los amigos, la familia y los profesionales de la salud deben estar atentos a las señales de los trastornos alimenticios, como cambios en los hábitos, pérdida de peso extrema o comportamientos compulsivos relacionados con la comida.
Da clic aquí y escucha el mini pódcast , también puedes encontrar una guía básica para que compartas con tus amigos, familiares y red de apoyo: Guia TCA.
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