Entre los años 2014 y 2016 los ciudadanos venezolanos empezaron a migrar en mayor medida a diferentes países por las complicaciones económicas que su país de origen atravesaba, pues estas imposibilitaban el vivir a plenitud, con tranquilidad y comodidad como solían hacerlo antes. Por esto, Colombia el país hermano fue elegido como uno de los destinos por varios venezolanos y venezolanas para radicarse y empezar de nuevo.
Colombia al compartir fronteras con Venezuela (La Guajira, Norte de Santander y Arauca que limitan con Zulia, Táchira y Apure) se mostraba como el lugar ideal para empezar de cero.
A pesar de que estos dos países son cercanos y prácticamente hermanos, las diferencias culturales se hicieron notorias en el momento del intercambio de ideas, pensamientos, sabores y formas de vivir la vida. Justamente estas diferencias fueron las que empezaron a crear una brecha entre colombianos y venezolanos ya que quienes llegaban en lugar de empezar a ser vistos como personas que estaban en la búsqueda de un nuevo inicio, eran tomadas como gente que complicaban la situación en un país que siempre ha tenido dificultades.
Pero lo que se pasaba por alto eran las razones por las que los venezolanos y venezolanas salieron de su país.
Según la OIM se identifica que, tanto para los hombres como para las mujeres, las tres principales razones fueron las mismas, falta de recursos económicos, falta de acceso a alimentación y falta de acceso a servicios de salud.
Con un 93% se pudo conocer que las dificultades económicas fueron las que motivaron a que venezolanos y venezolanas abandonaran su raíces y cultura.
Sin ser suficiente el cambio que enfrentaban al encontrarse con otras costumbres (algunas no tan notorias a simple vista como la forma de tomar un bus, pedir algo de tomar en una discoteca, comprar comida en un restaurante y hasta la forma de acercase para buscar una relación de amistad o sentimental) el choque cultural se hacía más notorio con la xenofobia a la que se enfrentaban diariamente.
También según un informe presentado por la DIAN, Bogotá es la región con mayor número de migrantes venezolanos con un 24,2% y le sigue Norte de Santander con 14,3%. Antioquia cuenta con 9,5%, Atlántico 8,3%, Valle del cauca 7%, Santander 5,5%, Sucre 4,8%, Bolívar 4,6%, La Guajira 4,2% y Cesar 2,9%.
Basándonos en la información proporcionada el DANE no solo se destaca la cantidad que personas migrantes que llegan a las diferentes ciudades sino también el cambio cultural con las que están se encuentra ya que la multiculturalidad es el diario vivir de Colombia por los 32 departamentos que tiene.
Sin embargo, hay quienes sin frenarse por la frontera (literalmente), decidieron hacer su camino y encontrar en Colombia un refugio al que llamarían HOGAR.
Este fue el caso de Odalis Valera Betancourt, quien es una de las tantas mujeres venezolanas que migraron a Colombia, ella lo hizo en el 2018 debido a la fuerte crisis económica que vivía el país. Ella actualmente vive en el barrio San Martín en el municipio de Bello y pasó de tener un trabajo estable como administradora de una lavandería a trabajar como dice ella “en lo que resulte”. Odalis se ha desempeñado trabajando en casas de familia, en heladerías y en confecciones desde su llegada a Colombia.
Valera expresa que adaptarse a la cultura paisa no fue tan fácil, empezando por la cantidad de horas que trabajaba al día “los paisas son personas muy trabajadoras y a pesar de que toda mi vida he trabajado, no estaba acostumbrada a este ritmo”. Otro choque cultural que vivenció fue el dialecto, pese a que se habla el mismo idioma, hay palabras y significados que varían, y en muchas ocasiones había personas que no la entendían. Por ejemplo, algo tan cotidiano como ir al supermercado era un reto, pues hasta el nombre de algunos productos cambia. También mencionó que la comida colombiana es muy rica, pero extraña la sazón de su país y sus platos típicos, se alegra que haya muchos restaurantes de comida venezolana en la ciudad, pero menciona que sencillamente no es lo mismo.
Esos y muchos otros choques culturales son los que enfrentan no solamente Odalis, sino también cientos de venezolanos que migraron a Colombia en busca de una mejor calidad de vida. Y aunque se ha sentido acogida, anhela el día de regresar a su país.
A pesar de que hay migrantes que anhelan regresar a su país de origen, hay otros que ven en una dificultad, dos oportunidades para progresar, este es el caso de May quien emprendió con su puesto de comidas en el municipio de Bello y ha querido compartir un poco de su cultura venezolana con locales y sus compatriotas.
En la siguiente infografía se muestra el choque cultural en la gastronomía entre migrantes venezolanos y colombianos. Donde las diferencias culinarias y las tradiciones se encuentran en un emocionante enfrentamiento de sabores en la mesa. Desde arepas hasta ajiaco, empanadas hasta bandeja paisa, etc.
Los sabores y tradiciones hablan de las costumbres de cada país y al mezclar la gastronomía de ambos se puede obtener una explosión de sabores.
Pero la diferencia gastronómica no es la más marcada que se puede encontrar entre Colombia y Venezuela, aquí otras diferencias que pueden distanciar a las culturas y también enriquecerlas.
Aunque las similitudes con relación al clima, algún género musical o en el consumo de arepas, no marquen tanta distancia entre Colombia y Venezuela, Leonardo Meléndez de 28 años cuenta que salió de su país hacía Medellín precisamente buscando lo más parecido a su pueblo natal, haciendo énfasis en el clima y la cultura; sin embargo al llegar a Medellín el choque fue fuerte, sobre todo por el dialecto pues encontraba que mencionaban palabras que no conseguía entender y otras que no significaban lo mismo que en su país. Pasaban los días se frustraba más por no comprender lo que se hablaba y se cuestionaba si era que no hablaba español o por qué era que no comprendía lo que decían.
Gracias a Dios en estos momentos es más fácil porque ya los colombianos conocen mucho del dialecto venezolano y viceversa. En estos momentos se podría decir que hay una integración de culturas.
Muchos son los venezolanos y venezolanas que se han sentido perdidos a la hora de emprender un nuevo rumbo en Colombia, esto se debe a la discriminación, desprecio y rechazo que viven por su nacionalidad, se da por hecho que tratarlos de manera grosera y en ocasiones vulgar, es un derecho que se tiene por ser nacido en el país al que ellos migran. Como la moneda tiende dos caras, es importante conocer el qué piensan los hermanos del vecino país acerca de la cultura colombiana y de las similitudes que encuentran con su cultura.
La cultura cruza fronteras y así ha sido desde el inicio de los tiempos, por eso resulta irrisorio despreciar o rechazar a quienes tienen una nacionalidad diferente, ya que sus costumbres, tradiciones y cultura pueden hacer parte de las propias y hasta puede enriquecerlas.
Todos somos hermanos, por las venas corre sangre latina que une a una parte del continente que tiene en su gente sabor, pasión, historia y sobre todo CULTURA.
Trabajo realizado por Lorena Parra Salazar, Lina Vanessa Chaverra y Valentina Gómez
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